De todas las imágenes que he realizado, esta es una de esas imágenes especiales para mí. 

Puede que no sea un retrato cercano con una nitidez extrema, ni un paisaje con una luz extraordinaria al amanecer, pero para mí, esta es una imagen que podría describir perfectamente a uno de mis parques naturales preferidos, el Parque Natural de Redes. 

El Sábado 19 de Mayo, había quedado con mi mejor amigo para dar un paseo y realizar unas fotos. Eran las 5 de la mañana, nos esperaba 1 hora mas o menos de trayecto en coche hasta llegar al punto donde comenzaría nuestra caminata, el Puerto de San Isidro.

Con la mochila a la espalda, comenzaríamos nuestra caminata por el Camino Wamba, una pista de tierra que asciende por la Vega de  los Fornos  y por la cual accedes a la provincia de Asturias desde tierras Leonesas.

Una vez acabada la pista divisamos una cabaña y tras unas fotos con el angular, nace una de las imágenes que todo el mundo ve cuando entra en mi web. 

Mientras se tomaba esa imagen, diviso desde lo alto un par de Rebecos que comían relajadamente en medio de un valle. 

De forma lenta, silenciosa y sin que nuestra silueta se dibuje en el cielo por la diferencia de altura nos disponemos a descender con el fin de acercarnos y conseguir un retrato lo más cercano posible. Pero estos animales tienen los sentidos mas agudos que nosotros y pese a nuestros movimientos lentos y silenciosos no tardaron mucho en encontrarnos y ambos salieron corriendo en la dirección opuesta. Al final del valle se encontraba dicha elevación en el terreno, donde las rocas sobresalían del precioso verde bañado por la luz del amanecer, la cual, a su vez, rodeaba la bonita silueta del rebeco que contrasta con un  fondo desenfocado lleno de arboles, que forman parte del gran bosque de Redes. Se quedo ahí varios segundos, observando en todas direcciones, hasta que por fin miro hacia su derecha, fue en ese momento en el que apreté el disparador de mi cámara capturando dicha imagen.

Eran las 7:10 de la mañana y sin saberlo, tenia en mi tarjeta de memoria la que seria una de mis imágenes favoritas.

La jornada no acabo ahí, descendimos hasta esas rocas y tumbados en el borde de las mismas pudimos tomar algunas fotografías más, de las cuales una de ellas se encuentra también en mi web. 

Los rebecos se encontraban cómodos y los mas jóvenes correteaban y jugaban entre algunos neveros.

No duro mucho tiempo antes de que partiesen en busca de más protección a mayor altura, pero como siempre, fue un regalo poder disfrutar de ese margen de tiempo.