Robert Capa dijo: "Si tus fotografías no son lo suficientemente buenas, es por que no estas suficientemente cerca".

Hace más o menos 8 meses, subí una entrada de blog titulada: Guiño. En ella explicaba cómo había sido mi experiencia con aquella curiosa corza, la cual me dejo, ademas de un recuerdo inolvidable, una hermosa fotografía mientras me sacaba la lengua.

Es una zona que tengo muy estudiada y sé más o menos por donde pueden encontrarse los corzos, por donde suelen moverse y es una zona en la que de vez en cuando, cuando la vegetación esta alta o cuando tienen la epoca de celo, gracias a que es una zona muy abierta en la que disponen de varios muros de maleza en la que se sienten mas cómodos, pues se sienten más protegidos, salen a pastar al atardecer.

Que sea una zona tan abierta a mi me resulta mas fácil divisarlos desde lejos, aunque es un inconveniente después para poder estar cerca de ellos.

Aquel día, al igual que muchos otros, realice la misma operación. Aparco el coche justo al principio de esa zona de fincas y desde ahí, con la ayuda de unos prismáticos o incluso el mismo teleobjetivo ya montado en la cámara, me dispongo a buscar cerca del linde de cada finca, las cuales suelen tener arbustos o maleza y les ayuda a pasar más desapercibidos. Muy pocas veces, aunque alguna vez ya me ha ocurrido, sobre todo cuando la vegetación esta muy alta, se encuentran en el centro de la finca.

Aquel día desde el coche, no encontré ningún corzo. Aun así, tenia ganas de moverme. Justo donde aparco el coche comienza un camino de tierra, creado por el habitual uso de maquinaria agrícola. Dichas máquinas suelen dejar el camino en tierra, pero entre sus ruedas, se conserva la vegetación y esta me ayuda a caminar sin apenas meter ruido. No son más de 100 metros de camino, con entradas hacia la derecha y que acaba en una finca bastante grande con cierto desnivel ascendente.

Cargue mi Nikon D5 con el 500mm F4 al hombro y realice todo el camino. Prácticamente al final del camino en la ultima finca de la derecha, decidí sentarme en una roca que se encuentra casi a la entrada y allí pase media hora, relajado y observando mi entorno.

Media hora más tarde, al final de la anterior finca aparecía ante mis ojos la cabeza de un corzo macho, con el cuerpo prácticamente cubierto por la vegetación.

Me levante con muchísima precaución, sin llamar su atención y lentamente volví al camino. En el camino, me seria más fácil esconderme detrás de unos arbustos y así poder acercarme a la finca anterior, con el fin de caminar en dirección al centro de dicha finca, pegado al cierre de madera y alambre de espino.

Conseguí dar unos 10/15 pasos y después decidí no avanzar más, pues el riesgo a ser descubierto era bastante grande. Como solo iba a dar un paseo, no sentí la necesidad en su momento de llevar el trípode conmigo, me arrepentí, pues el 500mm junto con la D5, es un equipo lo suficientemente pesado para que tras varios minutos trabajando a pulso uno ya se empiece a cansar. La vegetación estaba alta, por lo que arrodillarme o ponerme de cuclillas no era una opción, así que decidí quedarme de pie y apoyar el pie del objetivo encima de uno de los postes del cierre, más o menos a 1,60 metros de altura. Hubiese preferido estar un poco mas bajo, justo a la altura de la vegetación, donde tendría una mejor perspectiva y conseguiría una de las cosas que siempre trato de hacer, estar a la altura del animal, a la altura de sus ojos. Cuando consigues esto, el impacto que recibe el espectador al contemplar al animal es mucho mayor. Consigues que la fotografía trasmita muchísimo más.

Fue increíble, el 90% de las veces resulta imposible acercarse a estos animales, se toman muy enserio su seguridad ya que sus vidas dependen de ello y al más mínimo movimiento o al más mínimo ruido salen corriendo.

Me quede inmóvil, de pie, apoyado en aquel poste, mientras él caminaba hacia mí, cruzando la finca de oeste a este, hasta que se coloco a escasos 5 metros de mí. Hubo muchas fotografías en las que el animal no me entraba entero en el encuadre, teniendo que componer la imagen con medio animal. El 500mm al ser una lente fija no tenia ningún tipo de versatilidad y no podría alejarme sin ser detectado.

Lo más gracioso fue que entre nosotros había contacto visual. No siempre tenia el ojo en el visor, en ocasiones miraba por encima de mi cámara para disfrutar del momento con mis propios ojos y el, de vez en cuando, también me miraba a mí. A día de hoy sigo sin comprender el por qué de tal confianza y me resigno a creer que el no sabia de mi existencia detrás de aquel poste(un poste de apenas 30 cm de ancho) y una silueta humana bien reconocible, pero por alguna razón a él le daba igual.

Estuvimos así un buen rato, calculo que al menos un par de horas. El hacia movimientos rectos de un lado a otro de la finca mientras se alimentaba. Hubo varios momentos en los que creí que no daría la vuelta y se iría por completo.

Tengo como norma personal influir lo menos posible en la vida de los animales cuando los fotografío. Reconozco que no siempre es posible, que no siempre se consigue, pues estos animales tienen sus sentidos mucho más desarrollados que los nuestros y el más mínimo movimiento, el más mínimo olor, lo detectan con rapidez y suele acabar con la huida del animal. Intento esforzarme para que esto no ocurra, que el animal se vaya igual que apareció ante mi cámara, de forma tranquila. Para mí la fotografía de naturaleza no es una simple colección de imágenes. No son cromos. No es obtener un par de buenas imágenes o un montón de imágenes bonitas y en el momento que algo cambia, ya sea la luz, el movimiento, la perspectiva del animal, o simplemente estar satisfecho con las imágenes obtenidas, levantarse e irse, y si el animal se asusta ya da igual, ya tengo las imágenes. Para mí no funciona así!! Si ponemos tanto empeño en que el animal no se asuste, este tranquilo, con total naturalidad, que salga en las imágenes lo mas natural posible, sin tensiones, ni miedo, ¿por qué no realizar el mismo esfuerzo para que el animal se vaya de la misma manera? ¿Por qué no invertir unos minutos más observándolo hasta que este siga su camino?

He visto muchas veces como la gente entra en su espacio con la cámara pegada al ojo, de una forma que se podría definir como agresiva, o gente que una vez obtiene una imagen o dos se levanta sin ningún tipo de cuidado y ya le da igual que el animal se asuste y se vaya asustado. Para mí, la fotografía de fauna salvaje no empezó como un hobby por la fotografía, es, más bien, el placer de representar en imágenes el amor que siento por los animales salvajes desde que era un crio. Dicho amor siempre ha ido muy unido al respeto que siento por ellos.

La luz era cada vez más escasa y me obligaba a subir demasiado el ISO de mi Nikon, por lo que ya tenia la cámara apagada. Estuve media hora observándolo, deleitándome con su belleza mientras él se alimentaba libre y tranquilo. Al final, por alguna razón, este dio un par de pasos de forma acelerada en la dirección opuesta a mí hasta llegar al final de la finca. Una vez allí, en una esquina y casi rodeado por maleza se detuvo, miro a su alrededor varios minutos y tras varios giros sobre sí mismo se tumbo. Desapareció ante mis ojos, aunque sabia que estaba allí, cubierto por la alta vegetación.

Sabia que era el momento perfecto para irme y con mucho cuidado, desanduve el camino hasta el coche. Guarde la cámara y el objetivo en la mochila y me senté al volante. Estuve algún que otro minuto con la vista clavada en la esquina donde estaba tumbado el corzo, mientras mi mente se recreaba con todos los minutos vividos apoyado en aquel poste de madera.

A día de hoy, sí cierro los ojos y pienso en ese día, aun puedo visualizar la escena y recordar con muchísimos detalles aquellos momentos. Encuentros con la fauna salvaje que uno no olvida.